lunes, 13 de octubre de 2014

Gran Hermano

   ¿Dime una simple, escueta y  escupida por ti palabra que te describa tu pasado?, pregunto y siempre incito a pensar por sus largos segundos de espera para responder. Y es que no hay otra palabra que haga trabajar más el cerebro, ¿por qué? Por sus tantas connotaciones con los sentimientos, unión sinónima del pasado. Engloba tanto… desde esos recuerdos lagañosos convertidos en sueños despertados a tiempo, triunfos y fracasos casi olvidados, prevenciones para el futuro perfecto, cambios de personalidad…  en fin. Tanto engloba que las primeras palabras que he dicho ya las considero pasado.

    Tendencia al abismo si tienes malos recuerdos, sonrisas que se convierten en llantos, ese rey abdicado de nosotros, el cual miramos al centro de la mirada perdida, donde encontramos la verdadera verdad, sin redundancias ningunas. Contigo aprendí,  que el pasado, si no es con fuerza, nunca se olvida. Oculto como la mentira, esperando volver a pasar de neurona a neurona, haciendo camino al pasar, escapando de la temida luz de la lucidez…
   
    Soy de admirar personas que triunfaban, Pasado continuo, triunfaron, pasado simple, y están triunfando, presente continuo. Ese continuo del presente, alberga un futuro, ¿Cuál? En eso se trata mi pregunta. ¿Por qué pensar en el pasado si lo que nos interesa es el futuro? Porque es el grano que hace la playa, el presente su agua y el futuro será… esos puntos suspensivos vuelven a englobar tanto que… incitan a la no respuesta, el ejemplo de 20 millones de personas intentando entrar por una puerta de proporciones diminutas. Nadie entra. Por eso la no respuesta, no hay un futuro que iguale el pasado, ni viva el presente, aunque si imaginarlo con pintura y pincel, pero ¿qué es en verdad? Un simple rasgo de utopía en nosotros.

   Sin mirar atrás. Difícil elección. Pero qué se yo sin ser siendo lo que soy. Hecho de arena y agua movida por el viento de tu mente, procesador de memorias convertidas en imágenes difusas pero encargado de decidir si merece la pena pensar que el pasado nunca muere o muere con nosotros. Si dejas algo en el camino otro lo encuentre, si dejas tu mirada atrás quizás cuando la vuelvas al frente estés ya perdido. Y tengas la mirada perdida en horizontes difíciles de explorar, de imaginar…pero seguro que tu gran deseo de forzar esa minúscula puerta del futuro, empiece con pica y pincel a diseñar una puerta más grande.


   El pasado es tu hermano gemelo que a diferencia de ti nunca envejece, y por eso nunca te dejara solo. 

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